Cuando las personas tienen miedo, sea por el motivo que sea, se corre el riesgo de que actúen de forma exagerada, errónea, e incluso ilegal. Eso le ocurrió el pasado 7 de junio al Ayuntamiento de Fuenlabrada (PSOE), que tuvo el triste logro de cosechar, probablemente, las únicas reclamaciones electorales por parte de UPyD en toda España.
El problema surgió por la colocación de las papeletas en las mesas electorales. El orden de colocación de las éstas se determina por sorteo y ese orden viene claramente reflejado tras el código de barras en las propias papeletas y en los formularios de las actas de sesión y escrutinio. Sin embargo, es práctica habitual de los partidos que cuentan con interventores y apoderados mover –con el consentimiento del presidente de la mesa correspondiente– las papeletas de su partido a las primeras posiciones, donde está estudiado y demostrado que los electores las encuentran más fácilmente. El Ayuntamiento envió una circular a todos los conserjes de los colegios de Fuenlabrada para alterar el orden de colocación del sorteo, y poner PSOE, PP e IU en las primeras posiciones. Evidentemente lo decidieron sin contar con ninguno de las varias decenas de partidos políticos que concurrían a las elecciones, entre ellos UPyD.
Cuando los apoderados de UPyD comunicaron a las mesas en Fuenlabrada que UPyD quería mover sus papeletas a la cuarta posición en la cabeza de la ordenación, los coordinadores de los colegios llamaron al Ayuntamiento para consultarlo y, este último, en lugar de permitir algo que se ha hecho de forma natural en el resto de los municipios de toda España, dio instrucciones explícitas a los coordinadores para que los presidentes de las mesas no realizasen ningún cambio en la ordenación, ni para mover las de UPyD, ni para poner el orden original del sorteo –algo que también proponía UPyD– en el que el PSOE estaba en el puesto 28, el PP en el 8...
Por si fuera poco, cuando los apoderados de UPyD indicaron su intención de poner una reclamación, desde el Ayuntamiento empezaron a repartir consignas a los coordinadores para que estos convenciesen a los presidentes de que ¡no debían aceptar ninguna reclamación! Algo claramente ilegal pues no solo los apoderados sino cualquier persona puede poner una reclamación en una mesa, si advierte algún hecho presuntamente irregular o fraudulento en el proceso electoral. Esto se tradujo en múltiples discusiones, persecuciones e increpaciones de algunos –los menos, por suerte- interventores radicales del PSOE e IU a los apoderados de UPyD. Todo esto ante la mirada estupefacta de los vocales y presidentes de las mesas. No obstante, hay que aclarar que estos hechos solo se produjeron en algunos colegios electorales, aproximadamente la mitad, mientras que en otros, los propios apoderados del PSOE y PP, aprobaban la lógica de la petición de UPyD. Más tarde, alguien del Ayuntamiento pensó, con buen juicio, que con dicha prohibición se estaban metiendo en un problema serio y finalmente dieron su “permiso” para que los apoderados de UPyD pusiesen las oportunas reclamaciones, con lo que la policía tuvo que actuar únicamente para serenar los ánimos y evitar un espectáculo bochornoso, más propio de un país bananero que de uno de la Comunidad Económica Europea, a los fuenlabreños que iban a votar. Algunas de las quejas se pudieron presentar a escasos minutos del cierre de las mesas ya que, por otro lado, las autoridades electorales no fueron capaces de enviar las instrucciones pertinentes, para resolver el problema, al Ayuntamiento. Porque ya sería el colmo que, habiéndolas recibido el Ayuntamiento, éste no las hubiese transmitido a los colegios por ser éstas contrarias a sus intereses. Y es que, aunque España haya cambiado, todavía “Fuenlabrada is different”.
Si en todas las futuras elecciones se eliminase la práctica de cambiar las papeletas del orden establecido en el sorteo, se dejaría de favorecer de forma descarada a los partidos políticos que ahora mismo se reparten el poder, en beneficio de la transparencia y la igualdad de oportunidades en unas elecciones democráticas.
Aún así, a pesar de todas las maniobras del Ayuntamiento de Fuenlabrada, estas no pudieron evitar que UPyD fuese el tercer partido más votado en la localidad, siguiendo la tendencia de Madrid.
Para terminar, agradecer a los representantes de la Administración (a la gran mayoría, que no a todos) y a los conserjes de los colegios su colaboración y profesionalidad. Asimismo nuestro agradecimiento a los apoderados e interventores de los otros partidos que se solidarizaron con UPyD cuando supieron de lo que estaba ocurriendo y nos mostraron su apoyo. Y no a los cuatro energumenos que manchan la reputación de partidos los democráticos a los que ¿representan?.
Fuente: UPyD
El problema surgió por la colocación de las papeletas en las mesas electorales. El orden de colocación de las éstas se determina por sorteo y ese orden viene claramente reflejado tras el código de barras en las propias papeletas y en los formularios de las actas de sesión y escrutinio. Sin embargo, es práctica habitual de los partidos que cuentan con interventores y apoderados mover –con el consentimiento del presidente de la mesa correspondiente– las papeletas de su partido a las primeras posiciones, donde está estudiado y demostrado que los electores las encuentran más fácilmente. El Ayuntamiento envió una circular a todos los conserjes de los colegios de Fuenlabrada para alterar el orden de colocación del sorteo, y poner PSOE, PP e IU en las primeras posiciones. Evidentemente lo decidieron sin contar con ninguno de las varias decenas de partidos políticos que concurrían a las elecciones, entre ellos UPyD.
Cuando los apoderados de UPyD comunicaron a las mesas en Fuenlabrada que UPyD quería mover sus papeletas a la cuarta posición en la cabeza de la ordenación, los coordinadores de los colegios llamaron al Ayuntamiento para consultarlo y, este último, en lugar de permitir algo que se ha hecho de forma natural en el resto de los municipios de toda España, dio instrucciones explícitas a los coordinadores para que los presidentes de las mesas no realizasen ningún cambio en la ordenación, ni para mover las de UPyD, ni para poner el orden original del sorteo –algo que también proponía UPyD– en el que el PSOE estaba en el puesto 28, el PP en el 8...
Por si fuera poco, cuando los apoderados de UPyD indicaron su intención de poner una reclamación, desde el Ayuntamiento empezaron a repartir consignas a los coordinadores para que estos convenciesen a los presidentes de que ¡no debían aceptar ninguna reclamación! Algo claramente ilegal pues no solo los apoderados sino cualquier persona puede poner una reclamación en una mesa, si advierte algún hecho presuntamente irregular o fraudulento en el proceso electoral. Esto se tradujo en múltiples discusiones, persecuciones e increpaciones de algunos –los menos, por suerte- interventores radicales del PSOE e IU a los apoderados de UPyD. Todo esto ante la mirada estupefacta de los vocales y presidentes de las mesas. No obstante, hay que aclarar que estos hechos solo se produjeron en algunos colegios electorales, aproximadamente la mitad, mientras que en otros, los propios apoderados del PSOE y PP, aprobaban la lógica de la petición de UPyD. Más tarde, alguien del Ayuntamiento pensó, con buen juicio, que con dicha prohibición se estaban metiendo en un problema serio y finalmente dieron su “permiso” para que los apoderados de UPyD pusiesen las oportunas reclamaciones, con lo que la policía tuvo que actuar únicamente para serenar los ánimos y evitar un espectáculo bochornoso, más propio de un país bananero que de uno de la Comunidad Económica Europea, a los fuenlabreños que iban a votar. Algunas de las quejas se pudieron presentar a escasos minutos del cierre de las mesas ya que, por otro lado, las autoridades electorales no fueron capaces de enviar las instrucciones pertinentes, para resolver el problema, al Ayuntamiento. Porque ya sería el colmo que, habiéndolas recibido el Ayuntamiento, éste no las hubiese transmitido a los colegios por ser éstas contrarias a sus intereses. Y es que, aunque España haya cambiado, todavía “Fuenlabrada is different”.
Si en todas las futuras elecciones se eliminase la práctica de cambiar las papeletas del orden establecido en el sorteo, se dejaría de favorecer de forma descarada a los partidos políticos que ahora mismo se reparten el poder, en beneficio de la transparencia y la igualdad de oportunidades en unas elecciones democráticas.
Aún así, a pesar de todas las maniobras del Ayuntamiento de Fuenlabrada, estas no pudieron evitar que UPyD fuese el tercer partido más votado en la localidad, siguiendo la tendencia de Madrid.
Para terminar, agradecer a los representantes de la Administración (a la gran mayoría, que no a todos) y a los conserjes de los colegios su colaboración y profesionalidad. Asimismo nuestro agradecimiento a los apoderados e interventores de los otros partidos que se solidarizaron con UPyD cuando supieron de lo que estaba ocurriendo y nos mostraron su apoyo. Y no a los cuatro energumenos que manchan la reputación de partidos los democráticos a los que ¿representan?.
Fuente: UPyD